La coleta de Guindos

Vamos a ver, ¿necesita o no necesita España un rescate?

Cuando Luis de Guindos aseguró en la London School of Economics que “España no necesita ningún rescate, en absoluto”, un murmullo de incredulidad recorrió el auditorio. Bueno, de cachondeo más bien, si hay que creer a la periodista Megan Greene (@economistmeg), que estuvo tuiteando la conferencia.

Aunque el ministro de Economía añadió en seguida que tampoco nos vendría mal que Mario Draghi nos echara una mano (“España necesita ciertas condiciones del Banco Central Europeo”, dijo exactamente), resulta una afirmación sorprendentemente tajante. Mariano Rajoy por lo menos no se moja. Su intervención de hace unas días merecería figurar en una antología de la galleguidad. “Si hay alguna agencia o alguien que dice que este fin de semana vamos a pedir el rescate, como dicen ellos, hay dos posibilidades: que esa agencia tenga razón y mejor información que yo, lo cual es muy posible, o que no sea así, lo cual a lo mejor también es posible”.

Mientras, la inmensa mayoría de los expertos instan a España a pedir el rescate cuanto antes. ¿A quién tenemos que creer? ¿A Guindos o a nuestros propios ojos, como diría Groucho Marx?

El caso es que en junio, cuando preparábamos para Actualidad Económica el reportaje Y si vienen los hombres de negro, en el Ministerio Economía no tuvieron ningún inconveniente  en reconocer que iba a haber petición de rescate. En opinión de la fuente que nos atendió, “es imposible aguantar” con rentabilidades que bordean el 7%, porque los intereses se te comen los ahorros que consigues con el rigor presupuestario.

“A los inversores les preocupan dos cosas de España”, nos explicaron también en una firma financiera: “el déficit público y la falta de crecimiento”. El problema es que no es fácil cuadrar el círculo. “Rajoy no tiene más remedio que recortar en sanidad, en educación, en todo… Pero la consolidación frena la actividad. No se puede ajustar y crecer a la vez”. Y concluían: “España no puede salir sola de la crisis. Necesita ayuda”.

¿Y quién nos puede prestar esa ayuda? Los inversores particulares no parecen dispuestos. España tiene ahora mismo cerrado el acceso a los mercados. “Pero”, me dirán, “¿no está colocando el Tesoro sin problemas sus emisiones? En la última subasta de letras la demanda superó en 1,9 veces la oferta”.

Sin duda, pero se trata de una demanda artificial. Si uno va a los registros del propio Ministerio de Economía, comprueba que la proporción de la deuda soberana en manos extranjeras lleva meses cayendo. Si en abril de 2011 los inversores foráneos controlaban el 53,7%, en mayo ya sólo tenían un 35%. ¿Quién la está comprando, entonces? El sector financiero español. En 12 meses, su cartera de bonos nacionales ha aumentado en 100.000 millones. Eso significa que a las subastas del Tesoro están acudiendo casi exclusivamente entidades españolas.

El mecanismo funciona de la siguiente manera: el BCE presta dinero a los bancos españoles, los bancos españoles compran con ese dinero bonos del Reino de España, el Reino de España rescata a las autonomías y los bancos españoles, los bancos españoles presentan en el BCE los bonos para que les dé más dinero, y vuelta a empezar.

No sé a ustedes, pero a mí todo esto me recuerda mucho al episodio en el que el Barón de Munchausen se saca a sí mismo y a su caballo de un pantano tirando de su coleta hacia arriba. O a la definición de bucle que leí hace unos meses en Los Amigos de Cipri

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